Coincidencia o no, esta semana aquí en Barcelona ha llovido. Pero de lo que quiero tratar cuando hablo de esperando llover, no es en el sentido literal sino en el sentido de esperar soluciones, esas que ocurren gracias a un milagro, como cuando hay sequía y no llueve, cuando no queda otra que esperar a que las condiciones climáticas se vuelvan favorables, o eso creemos.
Confieso que a veces quedo esperando llover, sin embargo en determinadas ocasiones pienso que en lugar de esperar podría actuar »buscando el agua» de otra manera, aun que cambiar el rumbo de la situación o que algo suceda no es una tarea que depende solamente de uno mismo, pero sobretodo considero que hay que buscar soluciones. Nos volvemos un poco obsesivos cuando queremos que las cosas pasen rápido o de espacio. Podemos sí, amenizar la sensación de espera, para ello el poder de la mente es de suma importancia para atraer lo que deseamos, para controlar nuestro estado de ánimo e influir en el cómo vivir en la espera. Claro está que se necesita promover cambios de dentro hacía fuera, es decir, en nuestra manera de pensar y en consecuencia en la de actuar.
Aquí sigo yo ahora, en el limbo, tratando de saber como hacer que llueva, ¿habrá que esperar a que el tiempo colabore? ¿O debería tratar de hacer lo que sea lo antes posible? El camino es largo y la espera desespera. Mientras encuentro las respuestas, reflexiono, abro mi mente a todas las posibilidades, la mantengo lo mas despejada y libre para percibir, aceptar los aprendizajes, mutar cuando necesario, simplemente transcender, alcanzar a la lluvia donde sea que esté y a falta de que la encuentre, seguir insistiendo en encontrar una manera de suministrar el agua que tanto necesito.
Yo soy Rasec 