A mi llama gemela, a la cual llamaré Amor, le dedico estas palabras a la vez que incluyo a quien se encuentre leyendo estas lineas. Si te identificas en este mismo proceso, deseo profundamente que lo que aquí expongo nos pueda resultar de utilidad.
Amor, elijo no juzgarte, sé que ambos estamos conectados y que el propósito de nuestra fusión es para algo más elevado de lo que nuestro ego puede alcanzar a entender. Hay una misión por cumplir juntos pero solo se cumplirá cuando ambos estemos preparados. Tenemos la suerte de haber coincidido y de haber superado la fase del corredor – perseguidor. Esto no quiere decir para nada que ya esté todo resuelto, pues podemos volver a separarnos si no conseguimos evolucionar estando juntos, es decir: o lo hacemos por el amor o por el dolor. Yo elijo por el amor, por el dolor lo he probado cuando estuvimos separados y al menos para mí fue muy difícil, así que no lo recomiendo aunque quiero y debo admitir que realmente son efectivos los resultados, pues al no tener la presencia física del otro se siente una especie de orfandad y vacío que te obliga a espabilarte rápidamente si lo quieres es dejar de sentir este dolor. Es necesario que entiendas que a pesar de la separación física, espiritualmente nuestras almas ya están conectadas, ya no podemos dar marcha atrás con eso, el camino exige un compromiso de evolución y lo que nos queda es pulirnos individualmente, y es ahí donde se complica la cosa, porque cada uno tiene dentro suyo su ritmo, sus limitaciones, vicios, cegueras, miedos, traumas, programaciones culturales implantadas, etc. Todo esto nos dificultará en el proceso porque tendremos que hacer un esfuerzo brutal para romper con los paradigmas y enfrentar nuestras inquietudes e incertidumbres, provocándonos conflictos internos que pueden generar efectos colaterales, resultando en una separación para que valoremos las ventajas del apoyo mutuo que obtenemos cuando sabemos organizarnos y actuar como equipo. Hay que aceptar nuestras limitaciones, haciéndonos conscientes de ellas para combatirlas y lograr acelerar nuestro proceso evolutivo basándonos en el amor incondicional, la constancia y la disciplina.
Cada uno tiene que responsabilizarse por su evolución y seguir su camino a través del libre albedrío, es por ello que no quiero juzgarte, pues tu sabrás lo que es mejor para ti. No te puedo cambiar, ni tú a mi, pero el amor que sentimos por nosotros mismos, el uno por el otro, por los nuestros, por la colectividad ya que todos venimos de la misma fuente y por la madre tierra que nos ha acogido en esta dimensión y nos sigue proporcionando todo lo que nuestro cuerpo físico y emocional necesita para una estancia plena, nos seguirá impulsando a expandir nuestra consciencia así como lo hace el mismo universo y de nosotros depende el cómo y el cuando, así que no habrá por mi parte una presión ni amenaza de rompimiento para que seas como yo quiera o me parezca correcto. Ambos somos seres privilegiados en muchos sentidos y si sucede la separación, vendrá de la necesidad del enfoque en uno mismo, porque el otro le estará distrayendo del camino que cree tener que seguir. Por eso es importante la paciencia, el cariño, el respeto y el compromiso que uno debe tener ante todo consigo mismo y en consecuencia con los demás.
Una vez que ambos decidimos emprender este viaje de la mano del otro, generamos una energía muy poderosa de unidad y protección, esto es un plus pero es necesario tener el valor para enfrentarse a uno mismo. Podemos hacerlo más ameno si hay consciencia y aceptación por parte de ambos. A partir de ahí empieza la lucha en contra del propio ego que hará de todo para imponerse. Una parte del ego es la responsable por los sentimientos de duda, celos, competición, por tener la razón y el control. Hay que tener mucho cuidado con nuestro criterio, saber observar y percibir, pues es todo muy sutil y nos podemos confundir fácilmente. Por otra parte, el ego también nos proporciona el pensamiento crítico que nos hará sumergir en nuestro interior e indagar a respecto de nuestros pensamientos, sentimientos y discursos de como podemos mejorar, de trazar estrategias y de tomar acción para llegar a donde queramos.
La verdad, la sentiremos y encontraremos en las decisiones que tomaremos con la ayuda de nuestra intuición, que nada más es, que nuestro yo superior que no está contaminado por la dualidad y tiene todas las respuestas. Es él quien nos guiará hacia nuestra misión de vida y cabe exclusivamente a nosotros mismos realizar esta conexión correctamente, para así gozar de esta sabiduría que nos será imprescindible para aprovechar nuestro pasaje por esta vida y cumplir con la misión que nos ha sido designada antes de llegar a este mundo. Aunque no seamos conscientes de cual es esta misión, nuestro inconsciente sí lo sabe, entonces la respuesta está dentro y no fuera, por eso la necesidad del autoconocimiento como un medio de ser plenamente consciente de nuestras virtudes y defectos.
Si sabemos utilizar bien nuestros recursos, seremos capaces de esculpirnos cada uno a si mismo, construyendo así una nueva realidad que nos hará fluir en el equilibrio con la satisfacción del deber cumplido.